martes, 28 de junio de 2011

LA LESBOFOBIA ATACA DE NUEVO (COMO SIEMPRE)

(María y yo en plena acción, por Rodrigo Van Zeller.)



(MI ARTÍCULO PUBLICADO CON MOTIVO DEL 28J EN EL MAGAZINE FEMINISTA PÍKARA)


"Ni permiso ni perdón. Nagore Iturrioz"

Hace a penas unos meses, en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme, estábamos unas amigas y yo pasando la tarde alegremente. Embriagadas por las cervezas y por nuestras risas. Algunas de ellas querían ir a un bar que ya no frecuento, ni frecuentaré jamás. A pesar de que la vez anterior que había estado allí con mi novia, sufrimos una agresión muy salvaje de un machorro y nadie nos apoyó, decidí acompañarlas. Supuestamente, ese es un bar guay donde las lesbianas podemos mostrarnos libremente y las mujeres bailar tranquilas. Éramos seis. Entramos, pedimos nuestras bebidas y antes de que nos las sirvieran, ya había un tío revoloteando a nuestro lado e imponiéndonos el contacto con él. Esa tarde estábamos tan contentas que no respondimos a la primera, simplemente, no interactuamos con él. Es decir: le ignoramos. Se fue poniendo más pesado, invadiendo nuestro círculo, clavándonos su mirada insistentemente y diciéndonos cualquier gilipollez que también he olvidado.. Entonces vino una chica que estaba con él, al parecer su novia, y nos soltó: “¿Por qué sois tan bordes con él? Lesbianas de pelo rapado amargadas que no folláis.” Ahí sí que respondimos, verbalmente. No merece la pena entrar en más detalles pero las gafas de sol de una de mis amigas terminaron en el suelo aplastadas por él, o por ella, no recuerdo. Ese fue el primer asalto físico contra nosotras. Acabamos pegándonos en la calle con ellos dos, con otra pareja hetera amiga de ellos y con todo el barrio contra nosotras. Ellos y ellas tenían un aspecto de modernillos que no delataba para nada su enfermiza lesbofobia. Y ninguna de nosotras llevamos el pelo rapado, al menos toda la cabeza.

Siento comenzar este artículo con tal mal rollo, pero así muchas veces es nuestra vida. No nos perdonan que no acatemos el heterodestino, que no tengamos un maromo, o simplemente un chico, a nuestro lado. Cuando nos agreden y respondemos, siempre somos nosotras las violentas porque, como disidentes, defendernos no nos está autorizado. Tenemos que seguir pagando por nuestra herejía lésbica. Y, sobre todo, por no escondernos, armarizarnos. Por ser visibles. ¿Creíais que esto ya no pasaba? Vivimos tiempos complicados.
Por un lado, probablemente el mejor contexto social para la diversidad sexual que se haya dado jamás. Ganado a pulso por el movimiento feminista y lesbianista. Sin duda. No nos han regalado nada. Y, como siempre, la reacción de la bestia contra esa amenaza que, por el simple hecho de existir como bolleras, suponemos para su modelo hegemónico heteronormativo, en el que se sustentan el patriarcado y el capitalismo. Este es un repaso a las nuevas, y no tan nuevas, caras de la lesbofobia. Porque chicas, hermanas, la guerra continúa. Eso sí, nosotras siempre nos lo pasamos mejor.
Como decía, a mayor visibilidad, mayor posibilidad de existir plenamente. Aunque también aumenta nuestra vulnerabilidad porque, por mucho que nosotras hayamos cambiado, el contexto social en el que no tenemos otro maldito remedio que vivir, no cambia ni cambiará de la noche a la mañana. Igual que los crímenes de los machos contra quienes ellos creen legítimamente sus mujeres se agravan cuando ellas descubren (repito, gracias al desafío y al trabajo feminista) que no tienen porque ser sus esclavas, Ahora mismo se está dando una reacción contra esa posibilidad de existir que nos hemos ganado. Sólo hay que recordar esas miles de familias patriarcalmente legitimadas que salieron a las calles con banderas españolas a exigir que sigan siendo ellos los únicos permitidos. Quienes jamás se manifiestan en las calles por nada, ya que las reglas del juego les favorecen (o eso creen), salieron en masa para que nosotras (maricas, bolleras y trans) no empezáramos a tener ni un solo derecho.
Nos odian porque les recordamos que sus miserias de vínculos heteropatriarcales son evitables. Nos odian para no tener que pensar en si el modelo jerárquico, misógino, sexófobo y triste de vida que les impusieron y acataron merece la pena ser vivido. Y en esto, no se diferencian en nada los foros de la (heterofascista)familia y las dos parejas que nos agredieron aquella tarde. Cualquiera de las dos chicas tenía más pinta de bollera que yo. Y de los chicos, ni hablemos. Una vez escuche a la Laura Bugalho (aguerrida sindicalista galega trans bollera y amiga): Nos odian porque les jodemos.
Cuando María y yo salimos a la calle juntas, el acoso de los machorros es incesante. Las dos tenemos bastante pinta de putas. Y cuando ven que somos novias, que existe un vínculo sexual entre nosotras, enloquecen. Claro que afortunadamente hay días en que la gente desconocida con la que nos topamos nos ignora, incluso nos sonríe. A veces algunas veces le da a una por creer en la maldita humanidad.
La siquiatria decimonónica apuntaló que las lesbianas somos potencialmente asesinas porque el delicado equilibrio de la mente femenina se fragmenta en nosotras al desarrollar deseo sexual por otras mujeres y, sobre todo, al negarnos a tener un hombre al lado que nos controle. ¿Os parece obsoleto y ridículo este diagnóstico? Pues perdura y cala bastante más de lo que creemos. ¿Qué pasó con Dolores Vázquez y qué factor de su vida hizo que ingresará en prisión por asesinar a la hija de su exnovia cuando ni una sola prueba le inculpaba? Era una lesbiana evidente y reconocida.
Hace unos meses, una amiga que estaba en prisión fue llamada por la trabajadora social de la cárcel. Estaba pendiente de conseguir el tercer grado pero la amable funcionaria le advirtió que ella se opondría. Le dijo que había rastreado su blog y los de sus amigas (nosotras), que éramos una panda de lesbianas, que nuestra vida era pura promiscuidad y drogadicción. Y que iba a presentarla en su informe como una sociópata. Hay que decir que mi amiga, a demás de bollera y golfa, era siniestra. Durante unos meses controlamos contenidos en nuestros blogs para no perjudicarla, pero ya no importa. Mi amiga logró el tercer grado pero se suicidó justo hace dos meses. Sin matar a nadie.
También otras amigas abiertamente bolleras (Medeak) fueron hace poco criminalizadas por los contenidos de su blog. Y condenadas a pagar una multa a un baboso que les había agredido en un bar porque ellas respondieron tan agresivamente como él las atacó primero. En el juicio se las retrato como una panda de lesbianas resentidas que salen por la noche a pegar a hombres. Como siempre, la autodefensa en las mujeres se lee socialmente como violencia. Y otro día tuvimos que salir cuatro amigas de un bar porque todo un grupo de tíos, al comprobar que no les hacíamos ni caso, nos fueron molestando y agrediendo físicamente hasta que nos fuimos. Nos escupieron la bebida a los ojos para cegarnos (yo perdí la visión durante unos minutos rodeada de agresivos machorros) y nos dijeron que “íbamos de sobradas” porque no quisimos hablar con ellos ni fingir que nos interesaban sexualmente. En cuanto vieron a dos de mis amigas besarse, se volvieron locos. Eso sí, nosotras respondimos.
También en algunas redes queer se nos ha acusado de ser violentas porque hablamos alto y de insistir en nuestro lesbianismo. Parece que en según que sectores de lucha no binaria, que juegan a la desfachatez política e insultan la inteligencia de Judith Butler o Beto Preciado al invisibilizar la dominación machista, molesta nuestra identidad bollera. Ese: a mí no me gustan las etiquetas. Como si fuéramos globos de helio. Vamos, no me jodas. Artista puede ser una etiqueta, punk puede ser una etiqueta, rubia puede ser una etiqueta, borracha puede ser una etiqueta. Bollera es una enunciación vital históricamente masacrada y oprimida desde la que muchas mujeres tenemos una posibilidad de existir sin autobikotearnos ni doblegarnos.
En este sentido, cada vez necesito más por la vena el discurso lesbianista de las MDMA. “Cuando hablamos como bolleras radicales (asumiendo que somos multiidentitarias), nuestro único intento es poder utilizar nuestra práctica política como un instrumento importante contra el heteropatriarcado... Uno más entre las millones de estrategias antipatriarcales adoptadas desde la individualidad o desde la colectividad, y que no es mejor ni peor que el resto. Pero que sí ha sido invisibilizado por el esencialismo feminista, el movimiento LGTB y su capital rosa y esperemos que no por el movimiento trans.” Hablamos de identidades estratégicas y sobre todo, de no tener que justificarnos políticamente porque otros nunca han tenido que hacerlo.
Las feministas ya hemos comprendido con el tiempo que jerarquizar luchas no sólo prioriza a menudo a quienes más legitimidad social tienen, sino que además no nos lleva a ningún lado. No podemos ser tan estúpidas de actuar como si maricas y bolleras ya hubiéramos alcanzado una posibilidad de existir sin marcha atrás y ahora llega la hora de las y los trans. Además, no puedo con esos irritantes antagonismos victimarios en plan “yo estoy peor que tú, yo sufro más discriminación. La historia no es una línea ascendente y la palabra progreso miente. Hay que seguir identificando y combatiendo las nuevas (y no tan nuevas) estrategias de la lesbofobia y de la homofobia. Sin olvidar nunca, además, que todos los odios hegemónicos entorno al género se sustentan en la misoginia o en la fobia a lo femenino. (Igual que todos los odios hegemónicos entorno a la raza se blanden desde el supremacismo blanco.)
Seguir aprendiendo a defendernos unas a otras. A generar espacios de seguridad y gozo colectivos. A minimizar el inmenso daño que recibimos cuando respondemos a su violencia. A no cuestionarnos unas a otras y empalizar políticamente. A no reprocharnos a nosotras mismas las alianzas que elegimos y tampoco las que no elegimos. A pedirle aliento y protección divinas a Sylvia Rivera, aquella travesti puta portorriqueña yonky sintecho guerrera y activista siempre que lanzó un tacón contra la policía el 28 de junio de 1969 en la puerta del bar Stonewall en Nueva York. Y a celebrarnos cada día no sólo por resistir y plantar cara al enemigo heterodominador, sino también por disfrutar cada minuto de estas vidas que son más nuestras porque nos las hemos ganado a pulso.

10 comentarios:

Txus Garcia dijo...

Maldita sea, cuánta razón. Y cuánta violencia soportamos en el día a día. Sólo por luchar contra el acoso constante de las miradas, la curiosidad enfermiza o que cualquier energúmeno se crea con derecho a interpelarnos, atacarnos o cuestionarnos hay que seguir dando la cara y redefiniendo el sistema social. Transmaricabiqueerbollofobia también es manifestarse y que te quieran hacer fotos por rarita o curiosidad: http://goo.gl/fqHVg

Abrazo, compañerxs!

Denisse dijo...

Qué gustazo leerte. Gracias por tu lucidez.

paroledequeer dijo...

Genial Itzi!!!!!!!!

Grace T dijo...

Qué subidón, qué emoción, qué bien leerte, pibón!
suscribo todas y cada una de las líneas que has escrito, y la cita también ;)
un besazo
Grace

www.alondrallibres.org dijo...

la lesbofobia siempre golpea dos veces(como la peli)o más...

Unknown dijo...

pues sí hermanas, nosotras ya lo sabemos pero mejor seguir recordándolo... otra de las intromisiones que me flipan últimamente es que, desde que he anunciado mil veces que (ya) no folló con tíos, ni un polvo más, se me cuestione,... por ejemplo hombres que me dicen cosas como "pero conmigo, sí, yo soy distinto blabla"...
o amigas que me sueltan ese "ya veremos", vamos que no se me reconoce mi autodeterminación como lesbiana...
en fin, nosotras a la nuestra
muuuuuuuaaaaaks

Nagore Iturrioz dijo...

Grande, como siempre Itzi!!!!
Me encanta lo de "tú autodeterminación como lesbiana" ahí fusionando a lo vascorro. Y en serio, alguien se permite cuestionarte cualquier determinación que tomes?? Qué incautos!!!!
Por cierto cariña, yo creo que deberíamos recomendar lo del bastón en los talleres de autodefensa, qué te parece.
Ah, y creo que el año que viene en lugar de mani, el 28-J deberíamos dedicarlo a hacer tijeretas en las barras de las choznas rollo tú y Lore, se te ocurre mejor ejercicio de visibilidad lésbica???
Un muxuuuuuuuuuuuuuu

ITU dijo...

GRACIAS por tus palabras.

Loq eu está claro es que las lesbianas qeu salimso a la calle y mostramos abiertamente nuestro afecto, nos comemos más ostias que una estera...

Lo peor de todo son los giros tan ridiculos que toman las justificaciones heteropatriarcales, aun cuando te están pateando en el suelo hay algun gilipollas que te dice que somos muy agresivas por mandar a al mierda a quien quiewre meternos su pollas violentamente en la bocas!!
que gusto da leerte, cuanto luz nos das :P

muuuuuuuuuuuuz

miss.fit dijo...

Joder, qué ajco estas intromisiones de babosos y reprimidas que se creen que sin bolleras en el mundo ellos la tendrian más grande y ellas podrian autoconvencerse que su vida de sometimiento al macho es natural, incluso poética. Cuanto medio al contagio bollero, cuantas veces ante mi afiramción de : sí, soy feminista. me han contestado : ay pues yo feminista no, pero femenina sí ... ( como si por simplemente nombrar el feminismo ya se asomara un bigotillo y el principal impulso fuera la rabia y la amargura solitaria...) Yo a estas alturas en que el lenguage y sus significados están tan pervertidos, sinceramente, casi que me alegra que me tachen de antidemocrática, antisistema o radical. Nos quieren invisibles y calladas. Yo lo digo aqui: me apunto a lo que sea, desde una slut walk hasta una huelga indeterminada de cuidado femenino. Y me callo ya que no quiero que el dia de mañana acusen a Itzi de tener un blog donde se reunen tetarras radikales. Joer, que con estas noticias me sale la vena skum! Un besote a todas. Irena

Layla dijo...

Pues si, hay que seguir recordándolo, porque la lesbofobia y el machismo siguen tan vigentes como siempre.

Grande, grande tu articulo!Y la foto es una preciosidad.