sábado, 25 de abril de 2009

MI DÍA MÁS FELIZZZZZZZZZZZZZZ


(VERÓNIKA PERRA PODEROSA NUESTRA, HUUUUUUUUUUAAAAAAUUUUUU)
Este es un breve homenaje a todas las perras que me hicieron el engendro más pleno del mundo el pasado jueves, muchas conocidas y otras nuevas.
Todavía me dura la resaca de amor!!!!!!!
La Eugenia me despertó a las 7.00, justo cuando corría hacia su dosis de obligación de cartera. Sant Jordi amaneció tan soleado como nuestro ánimo. Maro, Oscaroso y yo alcanzamos la Rambla en procesión. Éramos las últimas en montar el puesto. Tras pelearme con nuestras vecinas de puesto (que habían okupado parte de nuestra parada), dos inspectores y dos mossos, y disculparme con todas ellas por mi histerismo matutino, empezamos a armar nuestro chiringuito. Histerismo del hister, ovarios sangrando mi maternidad frustrada. En medio del caos, me llama un chico de seur para preguntarme donde estoy. Un centro de flores gloriosas de parte de mis hermanas vaskas: medeas, chulazas, kattali, os adoro.
Empezaron a llegar mis admiradoras a montones. Nunca recibí tanto cariño. La nevera de camping se fue llenando y vaciando de birras.
Sant Jordi me hace recordar cada año porqué emigré a esta gran puta Barcelona. Me reconcilia con la humanidad.
Floté durante doce horas en medio de la Rambla. Me duele la muñeca de tanto firmar libros.
Apareció un apuesto señor llamado Juan. Me pidió mi mail y le apunté este blog. Eugeni y Diana estaban paralizados a mi lado. Cuando Juan se alejó entre la muchedumbre, supe que se apellidaba Goytisolo. Llamé a José, mi editor, para contárselo y me dijo: es mi ídolo de juventud. Aquí tienes mi dirección, Juan: itziarziga@hotmail.com.....
Durante una hora me fui con mi corte de perras a firmar a Watergate. Allí estaba mi adorada Virginie. Conocí por fin a Gabriela Wiener. Todavía más divina de lo que la imaginé. Estaba con su churri y con su nena. Celebré la tarde con José y María (qué fuerte, antifamilia).
Terminamos la noche cenando en el Hibrid, en Poble Sec. Disculpas a Sandra por la orgía.
Sólo sé que toda mi vida ha merecido la pena por este día. Y lo que queda.

martes, 7 de abril de 2009

ya no somos esas... gracias MARI TRINI!


Hoy llueve otra vez sobre Barcelona. Las gotas cálidas lamen mi adios a la diva más escurridiza y antipatriarcal. Acaba de morir Maritrini a los 61 años. "No quiero palabras de consuelo, ni falsos llantos de un duelo. No quiero sonrisas a mis espaldas, las cosas de frente, cara a cara. No hay nada que ocultar... pero mañanaaaaaa...."
Recuerdo una tarde lejana, cuando mi bio-sister Ainhoa y yo regresábamos de Rentería a la casa de la amona en Iruñea para las vacaciones estivales. La izeba (tia, hermana de mi madre) Jose nos recibió con nuestra música favorita: una casette de Maritrini que siempre escuchábamos y berreábamos allí. Nuestro canto infantil de libertad. Yo no soy esa, Mañana, Canción del desamor, Un hombre marchó, Yo confieso,...
Maritrini nació el 12 de julio de 1947 en un pueblecito de Murcia. No es por dármelas de mística pero yo aterricé en este mundo donde su voz ya atronaba el 12 de julio de 1974. Tras seis años postrada por una enfermedad infantil que desarrollaron más que nada su creación poética y sus ganas de conocer mundo, voló a Londrés y París. De la capital francesa se le impregnaron la voz profunda y cierta estampa a la vez oscura, sensual y rotunda. Tenía demasiado que decir como para cantar las letras de otros. De vuelta más al sur de los pirineos, no pasó desapercibida. Siempre fue una chica rara. Comprometida desde sus letras íntimas con la emancipación de las mujeres, fue perseguida por rumores victimistas y oscurizantes, como ocurre con todas las valientes. Por supuesto, nunca le perdonaron que no suscribiese la pantomima del matrimonio heterosexual en que se embarcaron tantas otras. Hace años encontré a un hada groupi cincuentona que la conoció. Moni me explicaba cómo la cantante y su novia leían sus arrebatadas cartas de admiración en la cama.
A veces brilla purpurina en medio de la telebasura. Un sábado de 2005 en que me abandoné al extinguido Salsa Rosa, ya a última hora, cuando airean personajes considerados de tercera fila, a punto de sucumbir al sueño catódico, la vi. Con su melena rubio ceniza, fiel a una vestimenta negra que fue considerada excéntrica antes de tiempo, con su labio ladeado y esa mirada triunfal. Allí estaba ella jodiendo a todas las mojigatas entrevistadoras desde su porte "que me quiten lo bailao". Las estúpidas preguntas iban en le linea: ¿cómo estás después de tanto desengaño amoroso? Ella respondía: VIVA.
Todos los fantasmas patriarcales entorno a la monstruosidad lesbiana se cernieron sobre ella. Llegaron a decir que tenia una pierna ortopédica, por eso no mostraba sus cachas. Ella respondió con una portada en el Interwiu.

En otoño de 2003, Majo, Eleno y yo salimos tuneadas a las calles del Raval en busca de Maritrini dirigidas por nuestra Miriam Cameros. Acababa de ganar el certamen de jóvenes artístas de Nafarroa y quiso darle un homenaje-performance. Aquella tarde también llovía.
Estas son las palabras que escribí para la obra de Miriam:
Aquella mujer menuda que cantaba al desamor se fue despacio, sin dejar ninguna huella.
Las que crecimimos repitiendo sus canciones aún sin entenderlas,
ahora la buscamos bajo la lluvia por las calles de un Raval casi extinguido.
Somos mutaciones impredicibles de yo noy esa, expulsadas de un circo imaginario
que cerró por falta de pagos. Añoramos a una diva esquiva e innombrable,
secretamente dichosas por su huida.
Qué suerte no verla en la portada del Lecturas ni del Shangay...
y poder seguir vagando en su busca.
¿Donde esta Maritrini?

Sigue llorándola el cielo de Barcelona. Os dejo con una de sus canciones más reveladoras. Ayúdala. Una ruptura brutal con la rivalidad entre las mujeres, un canto de amor extremo. Una venganza contra tanto dominio idiotizante. Aunque siempre se negó a explicar con quien o sin quien compartía cama, después de estos versos, es fácil imaginar su siguiente paso, el nuestro.
Hoy me pondré para currar la camiseta que diseñaron María y sus compinches del Bar Aldapa en Iruñea. Y la imagino allá en el cielo de las divas, desde su esquinita incómoda pero conquistada. Porque el reino de la libertad se alcanza sin hacer concesiones.
Así nos ayudaste a crecer: una lluvia hecha de sed por caer.