(VERÓNIKA PERRA PODEROSA NUESTRA, HUUUUUUUUUUAAAAAAUUUUUU)
Este es un breve homenaje a todas las perras que me hicieron el engendro más pleno del mundo el pasado jueves, muchas conocidas y otras nuevas.
Todavía me dura la resaca de amor!!!!!!!
La Eugenia me despertó a las 7.00, justo cuando corría hacia su dosis de obligación de cartera. Sant Jordi amaneció tan soleado como nuestro ánimo. Maro, Oscaroso y yo alcanzamos la Rambla en procesión. Éramos las últimas en montar el puesto. Tras pelearme con nuestras vecinas de puesto (que habían okupado parte de nuestra parada), dos inspectores y dos mossos, y disculparme con todas ellas por mi histerismo matutino, empezamos a armar nuestro chiringuito. Histerismo del hister, ovarios sangrando mi maternidad frustrada. En medio del caos, me llama un chico de seur para preguntarme donde estoy. Un centro de flores gloriosas de parte de mis hermanas vaskas: medeas, chulazas, kattali, os adoro.
Empezaron a llegar mis admiradoras a montones. Nunca recibí tanto cariño. La nevera de camping se fue llenando y vaciando de birras.
Sant Jordi me hace recordar cada año porqué emigré a esta gran puta Barcelona. Me reconcilia con la humanidad.
Floté durante doce horas en medio de la Rambla. Me duele la muñeca de tanto firmar libros.
Apareció un apuesto señor llamado Juan. Me pidió mi mail y le apunté este blog. Eugeni y Diana estaban paralizados a mi lado. Cuando Juan se alejó entre la muchedumbre, supe que se apellidaba Goytisolo. Llamé a José, mi editor, para contárselo y me dijo: es mi ídolo de juventud. Aquí tienes mi dirección, Juan: itziarziga@hotmail.com.....
Durante una hora me fui con mi corte de perras a firmar a Watergate. Allí estaba mi adorada Virginie. Conocí por fin a Gabriela Wiener. Todavía más divina de lo que la imaginé. Estaba con su churri y con su nena. Celebré la tarde con José y María (qué fuerte, antifamilia).
Terminamos la noche cenando en el Hibrid, en Poble Sec. Disculpas a Sandra por la orgía.
Sólo sé que toda mi vida ha merecido la pena por este día. Y lo que queda.
Todavía me dura la resaca de amor!!!!!!!
La Eugenia me despertó a las 7.00, justo cuando corría hacia su dosis de obligación de cartera. Sant Jordi amaneció tan soleado como nuestro ánimo. Maro, Oscaroso y yo alcanzamos la Rambla en procesión. Éramos las últimas en montar el puesto. Tras pelearme con nuestras vecinas de puesto (que habían okupado parte de nuestra parada), dos inspectores y dos mossos, y disculparme con todas ellas por mi histerismo matutino, empezamos a armar nuestro chiringuito. Histerismo del hister, ovarios sangrando mi maternidad frustrada. En medio del caos, me llama un chico de seur para preguntarme donde estoy. Un centro de flores gloriosas de parte de mis hermanas vaskas: medeas, chulazas, kattali, os adoro.
Empezaron a llegar mis admiradoras a montones. Nunca recibí tanto cariño. La nevera de camping se fue llenando y vaciando de birras.
Sant Jordi me hace recordar cada año porqué emigré a esta gran puta Barcelona. Me reconcilia con la humanidad.
Floté durante doce horas en medio de la Rambla. Me duele la muñeca de tanto firmar libros.
Apareció un apuesto señor llamado Juan. Me pidió mi mail y le apunté este blog. Eugeni y Diana estaban paralizados a mi lado. Cuando Juan se alejó entre la muchedumbre, supe que se apellidaba Goytisolo. Llamé a José, mi editor, para contárselo y me dijo: es mi ídolo de juventud. Aquí tienes mi dirección, Juan: itziarziga@hotmail.com.....
Durante una hora me fui con mi corte de perras a firmar a Watergate. Allí estaba mi adorada Virginie. Conocí por fin a Gabriela Wiener. Todavía más divina de lo que la imaginé. Estaba con su churri y con su nena. Celebré la tarde con José y María (qué fuerte, antifamilia).
Terminamos la noche cenando en el Hibrid, en Poble Sec. Disculpas a Sandra por la orgía.
Sólo sé que toda mi vida ha merecido la pena por este día. Y lo que queda.