lunes, 30 de enero de 2012

ASUNTOS TE(x)TILES




Ay, el revuelo que puede llegar a desencadenar una teta. Últimamente, la inconveniencia de mostrar un pecho femenino me arrastra a los lugares más insospechados, tribunal inclusive. Ahora Facebook (esa obsesión colectiva a la que me he negado por ahora, ¡yo lo que necesito es menos hiperrelación y más filtros, no mayor accesibilidad!) ha censurado la portada de Sexual Herria de la página de Txalaparta. Esa maravillosa teta de mi amada María les resulta inacepatble a los reguladores morales de la red social. Yo me pregunto, ¿sólo les molesta esa emergencia mamaria o también que se dé en medio de una erótica lésbica? Hummm, a mi no me cabe la más mínima duda. Porque la portada de Sexual Herria, obra del genial Rodrigo Van Zeller, a mí me parece tierna, costumbrista, hasta algo contenida. Que María y yo aparezcamos más hieráticas de lo habitual en esa instantánea fue casual: los malditos mosquitos tigre, la altura de la roca y mi rodilla izquierda, magullada por una lesión todavía sin diagnosticar que me hice en la fiesta de la Muestra Marrana cuando emulaba a un híbrido entre Jennifer Beals en Flashdance y algún dantzari en pleno aurrezku. Pero a mí me encanta esa cierta timidez que desprendemos porque encaja providencial..., qué coño, brujerilmente con esa reputificación de la que hablo en el libro. Además, no soy gilipollas, no voy a autoboikotearme publicando una foto en la que yo pienetro a María, por ejemplo, con primerísimo plano de vagina dentata. Una vez José Pons, mi editor de Melusina, me recomendó que no reprodujera el dibujo íntegro que las fabulosas O.R.G.I.A. me habían entregado para Un zulo propio porque entonces el libro no se exhibiría en los escaparates ni expositores. Y quizás alguna lectora más tímida no lo leería en el metro para evitar acosos y réprobas miradas. Y yo adoro los escaparates y a mis lectoras. Así que entre todos ideamos que la portada fuera esta...



... y, al desplegar la solapa aperecía esta.

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Por aquella época, entrevisté a la genial cineasta iraní Firouzeh Khosrovani. Y me pareció tan lista, tan guapa y tan maja que le regalé Un zulo propio. Ella ha decidido vivir en Irán y luchar por la apertura social allí. (Ahora se me ocurre que vaskas e iraníes compartimos una entrega tozuda e irresistible a nuestro pueblo, de ahí mi retroséxodo.) Así que le dije: qué bien, un libro mío llegará a Irán antes que yo. Entonces ella vío el dibujo completo de la solapa, con giganta a punto de devorar vaginalmente la torre Agbar, sonrío y me dijo: me temo que no, podría tener problemas al entrar en mi país. Me escribió al poco tiempo para decirme que el libro le había encantado. Ella tiene un documental maravilloso, Rough cut, en el que retrata la ingeniosa resistencia de comerciantes textiles en Teherán para no acatar la norma de los guardianes de la revolución islámica que les prohibe mostrar las prendas sobre maniquíes de cuerpos contundentemente femeninos. Volvemos a las tetas, a las caderas, a las redondeces. Hay qué joderse, qué obsesión contra la voluptuosidad. Me alucinó conocer la destreza con la que tenderos de pequeños negocios reproducían cuerpos de mujer a través de un entramado de hilos colgantes. Porque las que estaban prohibidas en sí eran las maniquíes. Y, una vez más, la astucia burló a la estupidez de la censura. Para concluir: mi teta y yo. No vaya a decirse por ahí que sólo me gusta mostrar (problematicamente) las de las demás



Y la nota de prensa de Txalaparta sobre el asunto tetil...




Mediante esta nota de prensa, deseamos comunicar a la opinión pública que Facebook ha decidido retirar de la página que Txalaparta tiene en dicho sitio web la portada del libro Sexual Herria, de Itziar Ziga, porque, al parecer, incumple las normas de dicha empresa. Desgraciadamente, no es la primera vez que sufrimos este tipo censura; cabe destacar que algo similar nos ocurrió con el video de la presentación del libro Pornoterrorismo, de Diana J. Torres, que fue retirado hace nueve meses de Youtube aduciendo razones similares. En ambos casos, lo único que se muestran son unos pechos de mujer. Al igual que hicimos entonces, volvemos a denunciar públicamente la falsa moralina y el ataque a la libertad de expresión que supone esta censura sexual y, en general, cualquier tipo de censura. Podemos contemplar en Internet o en cualquier medio de comunicación, torsos desnudos de hombres, ejecuciones, agresiones y fuerza bruta, matanzas de seres humanos o animales, imágenes inmorales e indecentes del hambre que ocasiona ese mismo sistema que “vela” por nosotros, por nuestra moralidad. Sin embargo, se censura la portada de un libro que muestra el pecho desnudo de una mujer.
Ante estos hechos, queremos denunciar la moral sexista y heteronormativa que impera en nuestra sociedad y que, precisamente, queremos combatir mediante libros como Pornoterrorismo o Sexual Herria. Está claro que esta lucha tiene muchos campos de batalla y, sobre todo, que está todavía por ganar. Por todo ello, hacemos un llamamiento a la sociedad a denunciar y combatir este tipo de ataques de índole neoconservadora.